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martes, agosto 23, 2005

Nieto e hijo de inmigrantes armenios de Cilicia, Anatolia, conviví con el recuerdo, la nostalgia y melancolía de quienes debieron abandonar casa, amigos y todo para no volver nunca más.
Por ello es extraño a mi formación, vivir en la misma ciudad que me vió nacer, verla crecer y cambiar con emigrantes e inmigrados, y transcurridos 41 años, volverme a reunir con mis compañeros como si fuese ayer.
Todos hemos transitado un largo período de vida, por supuesto, no sin laceraciones y lesiones, pero cuando nos encontramos lo hacemos con la misma actitud que mantuvimos cuando fuimos compañeros, porque tal como le digo a mi hijo Walter, los compañeros del secundario son los amigos de toda la vida.
Tengo dicho, que al mundo lo sostienen los sexagenarios por lo que, dentro de la sencillez que nos caracteriza estimo que todavía tenemos mucho que hacer.
Levon

3 comentarios:

Anónimo dijo...

RECUERDOS

Con motivo de la invitación a una cena para reencontrarse después de muchos años efectuada por ex alumnos de la promoción del año 1964 del Colegio Nacional de La Falda, me ha incitado a evocar los comienzos de mi actividad docente y algunos trazos de mi historia personal. Ahora que muchos ya no están con nosotros vayan estas líneas como homenaje a su desempeño en la misión educadora.
Siendo muy joven, apenas veinte años, en los comienzos del año 1938 llego a La Falda una villa hermosa, pintoresca, rodeada por sus bellas sierras cubiertas de vegetación, unas pocas casas y diseminados unos hermosos chalets, desde ese momento supe que ese era mi lugar. Iba para hacerme cargo de mi puesto de maestra en la Escuela Mateo J. Molina que por ese entonces contaba con escolaridad hasta 3er. Grado. Su Directora era la Sra. Ebe Grosso de Murias, recientemente fallecida el 19 de Agosto de 2005 a sus fructíferos 97 años, a quién no quiero dejar pasar esta oportunidad para rendir mi mas profundo homenaje a su memoria como docente y persona de bien. Es con su dirección que comienzo mi carrera docente y no podía ser de manera más auspiciosa ya que en su desempeño irradiaba sabiduría, idoneidad y vocación, quedando en mi corazón como una de las directoras más querida y respetada.
Los años pasaron y nuestra humilde escuelita fue ascendiendo hasta tener un ciclo primario completo, es decir hasta 6º grado. Allí ejercí la docencia diez y siete años, acogiéndome a una jubilación extraordinaria por diversos motivos. Al poco tiempo es nombrado Rector del entonces adscripto Liceo de Estudios Secundario, el Doctor Argentino Vivas, quién solicitó mi colaboración para la difícil tarea que le esperaba; lo acompañé como Vice Directora ad honórem durante un año. Por vocación, compromiso y amor por la enseñanza, acepté las horas de Cátedra de Geografía de 1º, 2º y 5º año; fueron veintitrés años más, en cuyo transcurso se oficializó y se transformó en nuestro querido Colegio Nacional.
Ejercí mi profesión entregando todo mi amor hacia esos jóvenes a quienes llegué a querer como mis hijos. Basé mi trabajo en la premisa del respeto mutuo, entendiendo que no solo estaba allí para instruir, sino para educar e inculcar principios morales, de estudio y de respeto hacia sus semejantes, y la imprescindible inquietud para seguir aprendiendo.
Han transcurrido ya cuarenta y un años desde que culminaron sus estudios secundarios y cada uno tomó por rumbos diferentes; pero tuve la enorme emoción de encontrarlos nuevamente con realidades personales diferentes y comprobar que no fueron vanos ni mis esfuerzos ni los de mis queridos colegas. Encontré Mujeres y Hombres de bien, que han conservado la calidez, el respeto y el compañerismo con el que partieron buscando nuevos horizontes.
Gracias por permitirme, en el ocaso de mi vida revivir esta íntima relación de alumnos con su profesora, quizás la más antigua ya, el reencuentro con mi pasado.
Antes de despedirme quiero recordar a sus compañeros ya ausentes pero siempre presentes en nuestros corazones: Mónica Calvo, Ïside Rupil y Estela Vasino.

Los quiero mucho.

Emma Virginia Mensio de Cicarilli

León Boyajian dijo...

Muchas gracias señora, nuevamente usted se hizo presente en nuestras vidas, tal como a su tiempo nos formó, como profesora y madre, dejando su impronta en cada uno de nosotros.

Anónimo dijo...

Hola Levon ¿RECORDAS A TU PRECEPTORA ? ,soy chabela,que gusto encontrarte,yo vivo en Salta hace años,pero mi terruño no lo olvido,y al querido Liceo menos,guardo hermosos recuerdos de los años trabajados en ese querido colegio,me encantaria saber algo tuyo y de Esteban,besos