En la imagen la auténtica cueva de Alí Baba, en el subsuelo de Londres, en Inglaterra, aclaro, porque Argentina también tiene una ciudad Londres, en la Provincia de Catamarca, a la que le otorga ese nombre cuando Felipe II, contrae nupcias con su tía María reina de Inglaterra y se convierte el mismo en rey, antes de serlo de España.
Ordenado y convertido en lingotes, el que llevó Felipe desde España en varias carrozas, para impresionar a los ingleses, cuando se convirtió en Rey consorte de Inglaterra, el tesoro del Virreinato del Río de la Plata que saquearon en oportunidad de las invasiones inglesas de 1806, que intentó resguardar vanamente el Virrey Sobremonte, alcanzado en Lujan cuando huía con el mismo hacia Córdoba, el tesoro de Perú que le escamotearon a San Martín y el capturado por los piratas ingleses a los barcos españoles procedentes de América.
Claro, que en este último caso, deben haber enarbolado el aforismo, "el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón", que se cumplió, por cuanto el imperio Inglés cae mas o menos en ese plazo.
Eran otros tiempos el de respaldo en oro de la moneda circulante, hoy es de papel con respaldo en misiles y portaaviones, hasta que se convierta en virtual, con un simple asiento bancario en cuenta de ahorro.
Estimo que el presente post puede molestar a los ingleses, pero se ajusta a la verdad estricta, quizás debiera señalar, en su descargo, que también allí se encuentra el oro acumulado a partir de la habilidad industrial y comercial de un pueblo que reinó sobre los mares y gobernó el mundo durante ese tiempo.
Un imperio que se construyó a partir de los barcos y metafóricamente termina con el mas invulnerable, aquél que ni Dios podía hundir y que culminó como los titanes en el fondo del mar, cuando ya empezaban a navegar las otras naves por las alturas, y se emplazaban capitales tierra adentro, en reemplazo de las otras de las costas.
