El nombre es el arquetipo de la cosa aforismo que Borges, Jorge Luis el escritor universal argentino, compendió con uno propio diciendo en el nombre de la rosa esta la rosa y todo el Nilo en la palabra nilo.
Otros se ocuparon del Nilo pero parangonando con una escultura alegórica de sin igual industria que guardan en el Vaticano junto a muchos otras bellezas.
El grupo escultórico representa al río Nilo como un anciano recostado acompañado por una esfinge que simboliza su recorrido egipcio y dieciséis niños pequeños jugando a su alrededor. Según Plinio, los dieciséis niños que rodean y trepan por el cuerpo del Nilo representan los dieciséis codos que podían crecer las aguas del río en la estación de la inundación de los campos.
Es notable como logran los escultores otorgarles vida a sus obras, es famoso la frase que le atribuyen a Miguel Angel, cuando termino el Moises, dijo "parla", porque ciertamente si bien la rocas escuchan como tengo sostenido otrora, el artista logra que hablen.
Oportuno pedido por cuanto Moises era tartamudo y la cornamenta tal vez procure vincular a este faraón caído en desgracia impelido a gobernar durante cuarenta años de éxodo deambulando por el desierto, como encarnación del becerro.
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