Cuento 25.- Vaticinio Cumplido
Desde niño descollaba por su inteligencia, por su vivacidad, por su simpatía e ingenio, lo llamaban Rey.
Como todo niño superior era observador y observado por los mayores en cada uno de sus actos, si bien los mismos no eran todos exitosos, casi diría antes menos que mas, mantenía el halo del distinguido.
Cuando rondaba los veinte años, un nuevo empujón, del padre de un compañero, hombre despierto le vaticinó el destino de hombre de estado. En la universidad lo señalaron como el Leonardo de su tiempo, que llegaría a adquirir la totalidad del conocimiento de su tiempo.
Entre los veinte y los cuarenta años rechaza todas las proposiciones que le ofrecieron por cuanto debía primero adquirir experiencia y conocimiento.
Cuando rondaba los cuarenta años, le señalan que para él todo llegaría tarde, pero su destino era el de Rey.
A partir de allí, comienza estudiar denodamente todas las disciplinas, se enfrasca en la lectura de los clásicos, la historia universal, literatura universal, arquitectura, ingeniería, astronomía, mitología, cosmología, física, en fin, todo, mientras rechazaba trabajos y funciones varias ofrecidas.
Alcanza tal nivel de conocimiento que nada de reyes, reinos y emperadores le era desconocido.
Transcurren así otros treinta años, con sufrimientos, padecimientos y enfermedades, de los que se sobrepone, los reyes salen de los rincones de los palacios, pensaba, por lo que soportaba la adversidad en el entendimiento que servían para ocultar su destino y fortalecer su temperamentos.
Ya perdida su alegría, su vivacidad y su energía, vencido llega a los setenta años, se cumple su destino, cuando acepta la propuesta de hombre de estado, Inspector del Estado de los medidores de agua, hasta llegar a convertirse antes de jubilarse en el Rey de los Inspectores.
domingo, julio 03, 2011
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