Modesto de nombre, tenía su nidito de amor con una mujer común, con hija propia, que había adoptado a Modesto como pareja, era la encargada de procurar los ingresos de la economía familiar.
Modesto por su parte mantenía un romance de conocimiento público, salvo el marido, con una modista, hermosa con todas la cualidades de perfecta.
Todos los esposos comentaban con sus esposas los pormenores del romance de tal forma promocionaban a Modesto, así no había mujer que no lo codiciara.
Ingresaba Modesto al club y se escuchaba un rumor por lo bajo que daba cuenta de su presencia, sólo permanecía diez minutos, los suficientes para ver si alguno de los maridos de su presa se encontraba en alguna mesa de juego y no ser sorprendido en su aventura.
Nadie desconocía su estrategia por lo que el juego consistía en descubrir la víctima.
jueves, julio 21, 2011
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