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viernes, octubre 14, 2011

HISTORIA DE LOS CONDÓMINOS DEL CAMPO

En la Argentina, fundada a partir de las estancias, ser poseedor de un campo era equivalente a un título de nobleza.

Borges decía que a los argentinos no nos une el amor sino el espanto, a los héroes de esta historia nos los unía el amor, ni el espanto, sino el campo.

Uno de ellos había contactado a una señora que exhibía títulos de ser poseedora de un campo de 60.000 hectáreas, en la provincia de La Rioja, del que se quería desprender.

Cual de los tres futuros socios llevó el negocio a los otros dos no lo se, lo cierto es que entre ellos no había nada en común, pero la el negocio era ventajoso por lo que hicieron la operación de compraventa.

Partieron con el título habilitante a recorrer el fundo del que eran propietarios y se encontraron con el primer inconveniente de que una parte, no menor donde se encontraba el casco estaba habitada por varias familias, cada una con sus viviendas.

La posesión que no trasmitió la vendedora, sino sólo el título no fue suficiente.

Otros propietarios colindantes se habían extendido tomando posesión de grandes extensiones, contra los cuales inician juicio que pierden en la provincia de La Rioja, que le otorga derecho al poseedor y no a quienes exhiben título.

En la ciudad de Rosario se inicia un juicio de reivindicación, del que toman conocimiento por casualidad y al que debieron acudir presurosos, obtienen en este caso fallo a favor en el que se les reconoce propietarios genuinos.

Por supuesto pagaron rigurosamente su impuesto por cuarenta años, con la peregrina esperanza de llegar a ser poseedores, que nunca lograron.

La historia del campo era de conocimiento público en mi pueblo, cada uno se encargaba de proclamar  DIARIAMENTE, y no exagero, ser poseedor de un campo de 60.000 hectáreas en la provincia de La Rioja, nunca de 20.000 que era su tercera parte.

Todos murieron, estimo que sus últimas palabras fueron tengo un campo de 60.000 hectáreas, lo que habían comprado fue el derecho a poder repetirlo hasta el cansancio.

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