Mi paso por Europa ciertamente exige un apunte.
Tuve a la vista el grandioso desarrollo provocado por la
inyección de metales desde el nuevo mundo a partir del año 1500, metales que en
realidad ingresaron acuñados como monedas primero desde el Alto Perú y luego
desde Méjico, que generaron una liquidez económica fenomenal desde España al
Norte y Este.
El oro procedente de Perú que Felipe II trasladó a
Londres para congraciarse con el pueblo inglés, durante su reinado como
consorte con su tía la Reina María, llevó a Inglaterra a consolidar el respaldo
en oro de su moneda, forma adicional de prosperidad que permitió que el
cincuenta por ciento de las mercancías que se comercializaban en el mundo
pasaran por puertos Ingleses.
Hoy no son metales los que se envían desde América, sino
papel moneda, ya no respaldado en oro sino en portaviones y misiles, billetes
impresos a partir del déficit Norteamericano que como forma indirecta lleva
prosperidad y riqueza al mundo entero monetizado de verde, que generó el
descomunal desarrollo visible en sus principales ciudades.
Pero Europa del bienestar, parece en estado de shock. Si
bien todavía las carreteras se encuentran atestadas de automóviles que en
diferentes direcciones todas los días de la semana se mueven como caravanas,
tienen un corsé que los comprime en el Euro.
Ciertamente el Euro es una moneda que permitió al
continente las civilizada forma de convivencia en la que se encuentran comprometidos,
pero al mismo tiempo al no poder contar con ingresos extraordinarios por su
resistencia al dólar deberán desenvolverse con una moneda acotada, que
indefectiblemente producirá ahogo y parálisis, tal como puede verse en España,
Grecia, algo menos en Irlanda y Portugal.
Mi solución, urgente, la doble moneda, Euro y Dólar, así
de simple. El dólar es una moneda de Carlos V por tanto también es
Europea.
miércoles, mayo 23, 2012
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