Por mi parte, cuando veo la actitud de algunas personas y muchas empresas, para quienes nunca lo que perciben y lo que tienen es suficiente, siempre señalo "no se llenan nunca".
Mi abuelo, cuando sus hijos cambiaban el auto, como no había aprendido a conducir porque "yo miedoso" decía, oponía su ironía manifestando "yo comprar un burro rengo".
Toca el tiempo de la insatisfacción, malicioso sentimiento de infelicidad, que acarrea los mas dolorosos síndromes orgánicos y espirituales.
Mesura, mesura, es lo que falta, aprender a abstenerse y soportar, tal lo predicaba Horacio, conformarse con lo que ha destinado Fortuna a cada uno, no por ello renunciar al consumo, que es la columna vertebral de la economía moderna.
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