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jueves, diciembre 01, 2011

HISTORIA SOBRE LOS CASINOS DE CORDOBA

El turismo en mi ciudad había entrado en un período de decadencia, las fuerzas vivas atribuían la disminución del caudal turístico a la inexistencia en la provincia de Córdoba de un Casino.

En el pueblo las opiniones estaban divididas, como siempre ocurre en estas circunstancias, estaban los que decían casino sí y los otros sí al casinos.

El milagro ocurrió después de mucho esperar, un ministro de apellido de hombre rico, lo instaló en La Cumbre, así se desató una pasión generalizada de asistencia antes que de turistas de los habitantes de mi pueblo, que heroicamente transfirieron al Ministerio de Bienestar Social, sumas considerables de su patrimonio y algunos el patrimonio en su totalidad.

Claro para poder acceder a depositar en el casino se exigía riguroso saco y corbata, que era el uniforme que ponía de resalto el destino de aquellos que se exhibían con tal atuendo en una zona de turismo.

Hasta lo estudiantes éramos arrastrados a alguna visita, lo que me permitía semblantear la metamorfosis que se operaba en los jugadores, así cierta noche al ingresar existía en el ambiente el rumor que había venido un fuerte jugador de Rosario, quien se alojaba en el hotel.

Hizo su ingreso a la sala a la medianoche, y de la misma forma que antes, sin poder explicar como ocurrió, inmediatamente fue individualizado y sobre la mesa a la que se acercó a jugar se volcó todo el publico del casino.

Fueron tres jugadas, con despliegue de fichas en casi todas la mesa, y con el mismo resultado, el rastrillo barriendo el paño, derrotado el grandioso se retiró cabizbajo y meditabundo a sus aposentos, escuché la sorna de unos de los crupier que dijo al compañero "¿ A nosotros nos querés correr con plata?

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