Ya era un hombre mayor y mucho mayor era la edad de la única unidad con la que fundó la empresa para cubrir el recorrido del pueblo, todavía no asomado a ciudad que era La Falda.
Necesitado de un conductor contrato a Don L…….avezado en unidades de gran porte y pesada carga.
Don L. . . . No sé cuanto medía ni cuanto pesaba, pero desde mi visión infantil era inmenso, con el sólo caminar hacía temblar el piso, hablaba poco y con frases irónicas y cortantes, había trabajado de conductor de camiones que transportaban piedras desde las canteras, su nacionalidad se correspondía con el país allende los Andes.
Los Sábados después del medio día calzaba su alpargata semanal nueva del número 12, la mas grande, que debía durar hasta el próximo sábado y partía de copas, su semana era de seis días el domingo lo dormía completo.
Tengo grabado la frase de la madre cuando renegaba con sus hijos, “ya van a ver cuando venga su padre”, nunca lo vi retar a ninguno de su media docena de hijos, grabado también a sus hijos a quienes si uno le preguntaba el sábado donde está tu padre, decían “se fue a chupar”.
Un día perdió el trabajo, estimo antes por que la empresa habría caído en déficit que por su responsabilidad, que considero en ese tiempo era correcta y eficiente.
Así ingresó como conductor de la recientemente creada empresa de transporte de pasajeros urbana, las copas no eran ahora los sábados sino varias por día y los raspones del colectivo también varios y seguidos.
Algunos años circularon juntos, hasta que la empresa cesó, en realidad la vieja unidad ya no tenía reparación y no había recurso para adquirir otra, dejó de circular, no puedo precisar si se fueron juntos o mi conocido fue despedido con anterioridad, que estimo es lo mas probable.
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