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lunes, septiembre 08, 2014

SOBRE LO QUE NO SE VE

Hay una cita que me permito repetir cada vez que me desencuentro con algún interlocutor sobre cuestiones propias de la metafísica, "solo hay que hablar de los se ve", que decía el presidente argentino  Hipólito Irigoyen.

Nada mas cierto, desde que el conocimiento se  construye y perfecciona con el tiempo, y mas completo a mayor cantidad de años, así cada persona se  configura como única e irrepetible en su especie, de forma tal que adquiere una visión exclusiva sobre los hechos, deshechos y contrahechos.

Esto, si bien es cierto en el ámbito coloquial, estimo no es válido para la literatura, por cuanto es obligación de todo escritor arrojar luz sobre lo que se encuentra oculto, casualmente como consecuencia de la luz.

Porque la luz es el fenómeno emergente de la descomposición del protón, por tanto al ser descomposición, salvo para estudiarla individualmente como partícula viajera y casi últimas o primera integrante de la materia, lo que se ve con lo ojos es incompleto y esquivo, que oculta la esencia.

La esencia,  es regida por sus propias esencias, y es la que rige su consecuencia que es nuestra existencia.

En las esencias reside la inspiración, nadie es dueño de sus propias ideas, porque eso es el primero que se sorprende ante su hallazgo.

Así el pintor como el escritor tiene la obligación de revelar lo que no se ve, claro, siempre que pueda, por tanto unos como otros ante sus incapacidades, sólo  se han ocupado de lo obvio, pero no se debe culparlos, porque son las propias esencias las que se resguardan y mantienen ocultas.

Siempre pensé que Borges si bien sufría su incapacidad, no estaba tan desconforme de su condición de no vidente, por cuanto el límite de la visión no lo alcanzaba para poder acceder a otras profundidades para la que ella constituía un estorbo.


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