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martes, enero 31, 2012

EL GUIÑO DE UN AMIGO DESCONOCIDO

Los conozco desde siempre, persona de mi mayor confianza, estudioso, inteligente, observador, que lee entrelineas y ve mas allá, en las profundidades, detrás del telón, en fin, un grande en todos los sentidos.

Con él habíamos discurrido sobre la existencia de seres invisible, digo por invisibles, refiriéndome a aquellos que no se muestran y que no sabemos sus características así como de naves de origen desconocido que surcan los cielos de mi pueblo, a veces en solitario y otras en formación, sobre los que evidenciamos coincidencias extremas.

Este otorgaba a ellos cualidades sorprendentes antes algunas por saberlas y otras por presumirlas, no sabía sin embargo si eran moradores a perpetuidad en el medio aéreo o sólo circunstanciales navegantes en la atmósfera terrestre.

Una noche, me dijo, “no hace mucho, después de contemplar la flota en uno y en otro sentido, al paso de uno de ellos en la firme convicción que no podían oírme pero si captarme mi pensamiento, le dije en mi cordobés básico “HACEME UN GUIÑO BARÓN”, y transcurrido unos dos o tres segundos, estimo el tiempo necesario para decodificar el pedido, observo sorprendido como la nave transforma su débil luz en un reflector potente, para volver nuevamente a la posición anterior, tal como realizan los automovilistas cuando viajando con luz baja, hacen el guiño con luz alta.”

YO LE CREÍ, como si yo mismo lo hubiese visto.

La historia parecía terminada, pero en el día de ayer la esposa del visionario se me acercó para relatarme que si bien no lo había solicitado ella también había tenido un guiño de los amigos desconocidos, diferente por cuanto no había percibido con anterioridad la existencia de la nave, sino que mientras contemplada el cielo con su marido se encendió sorpresivamente una luminaria para apagarse dentro de los tres o cuatro segundos. En esta oportunidad ambos la vieron.

También les creí.

viernes, enero 20, 2012

SOBRE LOS HIJOS SIN PADRE

El gobierno Argentino ha incorporado recientemente un subsidio que se otorga a los padres que carecen de ingresos fijos por cada hijo una suma equivalente a setenta dólares americanos y se abona hasta un máximo de cinco hijos, por el sexto ya no percibe suma alguna.

Pero subsidiariamente se le otorga un subsidio de por vida a la madre que ha tenido siete o mas hijos.

Se vive en la actualidad en el país una costumbre generalizada donde el matrimonio formal ha caído en desuso, las parejas se "juntan" hasta que se "desjuntan" si se me permite el neologismo.

Ante el matrimonio de hecho, para anotar a los hijos las madres pueden hacerlo sin el concurso del padre, mientras el padre necesita ser acompañada por la madre.

Ergo, las madres no dejan que sus parejas reconozcan a los hijos, primero por cuanto si el padre tiene trabajo van a perder la asignación y en segundo lugar cobrar ellas el subsidio.

Sin duda las madres han ganado una seguridad impensada en el pasado, se percibe en ellas la actitud propia de quien cuenta con respaldo, pobres pero con la posibilidad de acceso a lo mínimo.

Así en estos momentos se produce una proliferación grandiosa de población infantil de hijos sin padre y sin familia, la promiscuidad campea en los suburbios, los embarazos de las chicas jóvenes de padres circunstanciales son recibidos con alborozo, desde que van a poder acceder al subsidio.

viernes, enero 13, 2012

HISTORIA DE INTENDENTES

Mi interlocutor y compañero era un ex intendente de mi pueblo, la mesa era de una importante confitería de otro ex intendente mas antiguo, al que siempre tuve por bondadoso y desprendido, quien se acercó a saludar como de costumbre en cuya oportunidad mi contertulio le solicita un préstamo de unos pesos por cuanto estaba necesitado, este perturbado le manifestó que no podía realizarle el préstamo y raudamente se dirigió a ocultarse en la cocina.

Lloró amargamente mi amigo, sí, tal como lo señalo con abundantes lágrimas, situación incómoda ciertamente incomprensible para mi, ver a ese hombre mayor sufriendo semejante desazón ante el desplante padecido.

Ambos ya se fueron pero la luz llegó, tarde, pero llegó

Muchos años después, conversando con su viuda en una cola del banco, me manifestó el desastre que había sido el casino para ella, por cuanto su marido tarde en la vida se había convertido en jugador empedernido y perdido en consecuencia ingente cantidad de dinero, incluida una propiedad de ella que había heredado de su padre que la obligó a impedirle el manejo de por vida de los ingresos comerciales y dejarle sólo con su baja jubilación para sus gastos personales.

Me relataron con posterioridad de la surrealista forma de juego, famosa en el casino de las inmediaciones, después de realizar su apuesta se escondía detrás de una columna y se tapaba los oídos para no escuchar el número que había salido y se acercaba a la mesa para ver con sus propios ojos si había acertado, por supuesto la mayoría de las veces sólo para contemplar como el rastrillo llevaba ahora sí con sonoridad sus fichas.

Convertido en benefactor del casino, los crupier -esto me lo relata uno de ellos-venían por las tardes a la confitería a recordarle que lo esperaban en la noche y que la mujer los expulsaba cuando los detectaba.

viernes, enero 06, 2012

KODAK SIEMPRE KODAK

Kodak siempre kodak, proclamaba el fotógrafo, que transportaba su máquina  de cajón sobre el hombro, en las márgenes arenosas del río Cosquin.




Tenía una curiosa forma de caminar, ligeramente encorvado hacia la derecha y en cada braceo tocaba con la mano derecha su nariz

Esmirriado, de baja estatura, con cara de festejo a partir de brindis permanente, en momentos se detenía para entonar algunas cortas estrofas y ensayar talentosos pasos de baile acompasados con el repiquetear de sus dedos con las dos manos juntas en curioso estilo desconocido en el medio.

Vivía en la ciudad de La Falda, a quince kilómetros de distancia, que recorría diariamente en una vieja estanciera Kaiser, no sabía leer ni escribir, pero era poeta en su lengua, recuerdo uno de sus versos rimados en el original que traducidos dicen:

Vine a las montañas de la Falda
Buscando solaz para mi alma
No hay solaz me dijeron
Para los que se separan de su esposa

Usaba siempre camisa negra como luto, decía, en señal de su doloroso destino de divorciado.