Durante nuestro último viaje a Austria, como generalmente hacemos repetimos la escala en Madrid, ciudad que fuera "capital" de Armenia, por la cesión que le efectuara el rey Juan I de Castilla a León V, donde por mi ascendencia armenia y de nombre León me siento como en casa.
Esta vez hicimos dos excursiones, una a Alcalá de Henares, "patria" de Cervantes, cuna de la universidad y gobierno de las cigüeñas que la tienen tomada en toda su extensión como anidada de su especie.
Cervantes que entrego su brazo en Lepanto para traerse el triunfo en la armada de otro Juan, el de Austria, a cargo de la epopeya ordenada por su medio hermano Felipe II, que declarara a Madrid Capital de España.
Ergo se hacía imprescindible completar la visita del Monasterio del Escorial, que había quedado trunca en el viaje anterior por falta de tiempo que sólo nos había permitido visitar la villa del Escorial y no San Lorenzo del Escorial asiento del palacio a una distancia de 45 minutos a pie en subida.
No se como describir ese subsuelo convertido en cementerio, impecable de mármol, majestuoso, blanco para los infantes verde para los reyes, donde se mezcla la belleza de la obra con la tristeza del contenido y allí en medo de los niños la tumba también blanca de Don Juan de Austria y entre los reyes reservado el último espacio para el Conde Barcelona Don Juan de Borbon.
Dejo para otra ocasión la descripción del palacio su biblioteca y estancias reales de un rey en cuyos territorios no se ponía el Sol y en paralelo no dejó tragedia por padecer donde muere y tal vez allí dejo impregnado el dolor de tanto sufrimiento.
domingo, abril 09, 2017
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario