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domingo, enero 27, 2013

EL TANI MONTOYA

Desde que lo vi sentado en unos de los palcos durante el concierto de año nuevo de Viena al Emir de Catar, Jalifa Al Thani, no puedo despegarme de la idea del otro Tani, el nuestro, el local, que puesto con la misma vestimenta arábiga, fuera posible luciera como hermano, y que se encuentra vinculado con el jefe de estado porque tanto uno como otro viven de los pozos, petroleros el primero, de agua el nuestro.

En realidad en cierta forma también petroleros ambos, por cuanto, ocurre con cierta asiduidad que en el fondo de los pozos se deposita gas metano procedente de la descomposición de materia orgánica, que exige una prevención especial, antes de iniciar las tareas verificar la existencia de suficiente oxígeno.

En común también tienen las esposas árabes, múltiples el primero, única de antigua ascendencia con marcada influencia criolla la faldense, que debe colaborar con el trabajo de su marido, en la tarea de elevar los baldes de tierra, cuando este se encuentra cavando en el fondo del pozo, con especial cuidado en la conducción del caballo para que no se sacuda la cuerda y haga caer residuos sobre la cabeza del conyuge.

Hay sin embargo disidencia, en cuanto al patrimonio, todo en aquel, nada en el local, para decir lo justo, menos que nada, pero puestos a conversar en propio terruño, la arrogante compostura del pocero pudiera llegar a producir cierto complejo de inferioridad del Califa, desde que faltándole todo, se exhibirá conocedor de los mas arcanos secretos de la tierra con la suficiencia del hombre sobrado en bienes.

Algo especial ocurre en los poceros, como si en las profundidades de la tierra fueran ilustrados por las sombras, tal como Eneas por Anquises que le muestra los espíritus de los que harán grande a Roma.

El Tani Montoya, hace ya tiempo es una Sombra.

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